La mujer escritora en el siglo XVII

Ana L. Barbé Gonzálvez


Siempre se dice que la historia la escriben los vencedores, pero no todo en la historia ha sido un enfrentamiento, de manera que podríamos simplemente afirmar que la historia la escriben los grupos de poder. Esto supone que a lo largo de toda la historia occidental el discurso dominante ha pertenecido a los hombres y el rol de las mujeres ha sido restringido en todos los ámbitos, limitado a ser objeto y fantasía bajo la mirada masculina y reducido a los “espacios femeninos.” Este es el motivo por el que el número de mujeres intelectuales siempre ha sido muy limitado y han sido vistas como una rareza o incluso una amenaza.

En la literatura del Siglo de Oro, esto no podía ser menos. Nos enfrentamos ante una literatura predominantemente masculina donde, como hemos dicho, el papel y la representación de las mujeres están sometidos a la perspectiva y voluntad del hombre, por eso es tan llamativo y fundamental el encontrar obras de mujeres escritoras y dedicar tiempo y recursos a estudiarlas al mismo nivel creativo y de ingenio que el resto de obras de este periodo. Se ha estudiado la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, de Santa Teresa de Jesús, de María de Zayas, Ana Caro, Mariana de Carvajal y Saavedra . . . , pero todavía existen muchas mujeres que decidieron escribir y romper con las imposiciones del patriarcado, y a las que no se les ha prestado la atención suficiente.

Es común caer en la idea equivocada de que no se estudian los textos de las mujeres porque no los hay. Las mujeres no tenían los mismos derechos que los hombres y, por tanto, tenían menos acceso a la educación. La deducción “lógica” es concluir que las mujeres no escribían. Por fortuna, esto no era así. Sí hubo mujeres con posibilidad de formación suficiente como para desafiar los mandatos sociales y escribir. En palabras de Mariló Vigil: “aquellas mujeres probablemente lucharon y opusieron una resistencia, no muy sonora, pero sí efectiva a los hombres de su entorno” (citado en Rodríguez y García).

Que las mujeres no tuvieran derechos y acceso a educación para escribir y crear del mismo modo que lo hacían los hombres no es el problema por el cual no se ha estudiado a las autoras. El motivo detrás de la invisibilización y la ignorancia de las autoras de la historia de la literatura de la lengua española no es otra que la voluntad del grupo de poder, es decir, los hombres, de sacarlas del canon, de mantenerlas en ese terreno de lo anómalo, de la excepción, considerarlas como “aberraciones que debían ser silenciadas” (Rodríguez y García). Y aunque podamos pensar que actualmente, con la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, esto ya no sucede, el silencio continúa. Son muchas las autoras que permanecen desconocidas, de las que no se habla en las aulas y cuya obra no es objeto de interés, no se lee, no se investiga.

Rodríguez y García publicaron un artículo para la Biblioteca Nacional de España donde sacan a relucir los nombres de todas las mujeres escritoras en lengua española desde Egeria (que escribía en latín vulgar en la península mucho antes de que ésta fuera considerada España), hasta Teresa González, autora y astrónoma del siglo XVIII. La gran mayoría de estas autoras son desconocidas en el balance de los autores e intelectuales de la historia de la literatura hispánica.

Leonor de Meneses es un ejemplo de los muchos que podemos encontrar, de ahí nuestra motivación y deseo por crear esta edición en Pressbooks. Como estudiantes de lengua hispánica, es nuestra responsabilidad ver más allá del canon y, en la medida de nuestras posibilidades, acercar los textos y las autoras al público. Ellas dejaron su voz en las líneas que escribieron, ahora sólo falta que se las escuche con la debida atención.

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